Literatura Publicadas:  Rojo Califato  Cordoba Cuenta
Rojo Califato (cuento)

   
   Mario salió del colegio con el eco de la última clase en la que el profesor les había explicado el funcionamiento de los navegadores informáticos. Al llegar a casa consiguió permiso paterno para conectarse. Cuando la mágica página de Google estuvo lista tecleó letra a letra con el rito que la ocasión requería C-a-l-i-f-a-t-o.
   Y al instante apareció la larga lista de enlaces y  la información de que había más 46.900.000 de páginas en el universo de la red que contenían la palabra tecleada.  Sin embargo sólo se fijó, allá por la 5ª ó 6ª página de resultados, en el que hacía referencia al califato medieval. Inmediatamente el ordenador cambió su fecha de sistema y se situó en el año 968. Optó por el enlace a Patio de los Olivos de la Mezquita y apareció en la pantalla una lista de los puestos que convivían bajo sus arcos. Justo entre el de un tal Almanzor, que por lo que sacó era algo así como un abogado, y el de otro tal Alí, que manejaba una mesa llena de tarros con hojas de té y manzanilla, estaba la mesa de Dina, que ofrecía una variedad de hojas de morera algo secas, pero llenas de huevecillos de gusanos de la seda, agrupada en torno a capullos de colores diferentes que indicaban el probable color que resultaría de su elección.
   De entre los colores disponibles, Mario se fijó en el llamativo rojo que destacaba en una la esquina de la mesa, y, sin dudarlo, picó su enlace. Tramitado el proceso informático de la descarga apagó el ordenador y guardó el fruto de su búsqueda.
   Al llegar el día de San José y siguiendo la tradición, Mario colocó la hoja con los huevos descargados bajo el incipiente sol primaveral y esperó pacientemente a que la eclosión se produjera.
   El profesor convocó, allá por mayo, a todos los alumnos  criadores de gusanos de seda para el concurso de los mejores capullos conseguidos. Mario sorprendió a todos con los suyos, de un rojo realmente espectacular. Consiguió el premio a los Capullos más vistosos, y al ser invitado a ponerles un nombre no dudó en llamarlos rojo califato.
   Ni que decir tiene que inmediatamente los subió a su propia web para uso y disfrute de todos los criadores internautas que los eligiesen.




Publicado en  Córdoba Cuenta
en junio 2008
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