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Café
Express En
aquella calle donde se habían construido en la posguerra
unas casas de
patronato destinadas a viudas y familiares
de excombatientes, habían ido a parar una
par de familias cuyos maridos
y creo que algún hijo pertenecían al glorioso
cuerpo de maquinistas de tren. Curiosamente
la ruta asignada en su trabajo cotidiano comprendía el
rápido a Algeciras, que
como se sabe está cercana a Gibraltar y en el puerto de
enlace con Ceuta y
Melilla. Así que tenían fácil acceso a
multitud de productos de contrabando que
en aquellos tiempos de carencia y final de autarquía eran
codiciados por la
mayoría de la población. Pero no
era a por las delicadas medias de seda, ni a por las novedosas
combinaciones
del nuevo producto llamado nylon, ni a por los olorosos tabacos
ingleses, ni
siquiera a por las afiladas cuchillas de afeitar a por lo que me
mandaban a casa de
uno de aquellos conductores pródigos
en traer en su canasta de la comida y en su locomotora a vapor, tan apreciados productos.
No. La cosa era así
de simple: Yo iba
con mis dos duros en la mano. Accedía reverencialmente al
porche de una de
aquellas casas que servía para dos viviendas. A derecha e
izquierda estaban
ubicadas las puertas de acceso y enfrente había dos ventanas
con barrotes. Yo
me dirigía a la de la izquierda y tímidamente
golpeaba con mis nudillos en el
amplio cristal. A poco acudía una mujer de unos treinta
años –supongo que hija
del maquinista- y me preguntaba que qué quería.
Yo le respondía que dos duros
de café. Ella indagaba si lo quería natural o
torrefacto y tras mi respuesta
volvía a entrar. Al cabo salía con un paquetito
de papel de estraza
primorosamente hecho. Abría la ventana –por donde
salían efluvios de buen café
recién hecho, era la hora- y con brevedad de movimientos la
transacción se
resolvía. Todo un
monumento al sibaritismo cafetero de mis padres, al contrabando
más sutil y
sofisticado y un referente al comercio negro y libre de impuestos. Más de
una vez la policía actuó en aquellas casas, pero
creo que no era precisamente
por el negocio de los dos duros de café.
(si interesa su publicación contacta conmigo)
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